Pienso que me cuesta muchas veces entender la forma de pensar de los demás. Que cuando uno quiere abrir nuevos espacios en el pensamiento cuesta entender que parece que llega un momento donde uno ya no tiene más que entender, que la vida sigue y uno se aleja de muchos espacios para no hacerse daño y no cargar ni siquiera recuerdos. "El autoestima se aniquila" decía hoy un paciente del Hospital Borda -el cual me entrevistó para la emisora La Colifata-, y esa locura de la vida diaria puede hacer que un lugar como ese -el cual visité - se torne apacible en algún momento. Claro, como simple visitante porque me acuerdo de mi amiga Bibiana, que hoy no sé en qué calle andará y cuánto me encantaría que existieran muchos lugares como el Hospital Borda donde tan solo un día a la semana se "goza la vida" y ella estaría muy bien allí. La separación entre el cuerpo y el alma parece ser una tarea diaria en Buenos Aires. Menos mal aún como sociólogo no creo en muchas cosas, porque me invita a no creer las cosas que veo e indagar más allá de las máscaras que Goffman trato de mostrar en sus trabajos sociológicos.
Aún no entiendo a la "Ciudad de la furia", ni a sus habitantes, pero creo que lo mejor es jamás entenderlos, porque ellos son lo que son sin más. Solo seguiré un camino que aún no dilucido.
Mi razón no alcanza a separarse de mi corazón, o no sé si es la tarea que ya han hecho en este país. Hay gente bella pero esa belleza quizá se desdibuja en mí por los prejuicios que definitivamente a uno le cuesta dejar. A veces veo poca alma pero una gran humanidad al tiempo. Es un contraste que ni mi ambigüedad valorativa logra alcanzar.
Aún sorprendido por el reinado del psicoanálisis en esta gran ciudad, en este gran país. El psicólogo es una tarea semanal. Creí en algún momento que era un negocio particular y único, pero parece justificado y necesario.
Es en éste momento cuando debo tomar distancia y acatar los consejos de mis amigos de no "enamorarme" de Buenos Aires ni "ilusionarme" de Buenos Aires. Simplemente quiero algún día llegar a "amar" su locura. Ciudad de la furia.
2 comentarios:
Hasta ahora no he encontrado extranjero que haya podido resistirse a esta ciudad de melancolías y pasiones... por más inmunización que te impongas... cuando vuelvas a tu tierra querida, una mirada hacia al sur vas a tener. Ahora no lo notás porque te seguís embebiendo entre locuras porteñas, pero ya verás... ya verás con el tiempo... :)
No solo quiero que mi mirada quede al sur... yo quiero quedarme con la mirada en el sur, y esa inmunización la he dejado ya hace un tiempo, para permearme de la ciudad, pero sobre todo, de sus habitantes... de aquellos que en silencio amalgaman su furia.
Muchas gracias.
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