Algo me inquietaba cuando me levanté el día de hoy. Inquietud que venía de días pasados ante la fecha que se aproximaba en Argentina; 19 y 20 de diciembre. Diez años del "cacerolazo" y la caída del presidente De la Rua.
Levantándome como todos los días -algo tarde lo reconozco-, me dirigí a inspeccionar en internet algo más que los correos electrónicos. Eran las noticias y recuerdos sobre esa fecha de 2001 cuando la gente con hambre y rabia, se levantaba para terminar de una vez por todas con un modelo que los tenia en la más absoluta desesperación.
Con cierto asombro noté que en internet existía poca referencia sobre ese acontecimiento. Solo memorias tenues de algunos columnistas en la prensa de referencia; La nación, Clarín, Página 12, El tiempo argentino.
Con sed de saber más del 19 y 20 de diciembre de 2001, busqué videos que pudieran darme imágenes reales, acontecimientos directos de lo que sufrió el pueblo argentino, la nación argentina.
Indagando por esos documentos.visuales, los suspiros y las lágrimas no esperaron cuando se ve cómo el pueblo, la gente, mujeres, niños, ancianos reclaman lo justo. Fueron imágenes crueles y virulentas, cargadas de sangre, sudor y estupidez política.
Argentina es bella, Argentina es gente; Argentina es dolor. Espontáneamente se reunieron en la Plaza de Mayo para exigir que cesara el horror social que tenía a la Argentina en una gran pobreza y desigualdad social.
Entre documentales memorativos de años pasados, llegué al documental Memorias del saqueo -confieso que del título no me gusta y no entiendo lo de "saqueo"- de Fernando Solanas. Éstos y los documentales vistos conmovían mi razón y mi corazón dando un declive de lo pretendido ser y lo surgido. De la admiración de un pueblo luego de diez años y el dolor de la brutalidad del Estado.
Sin más y conociendo de antemano la presentación de fotografías conmemorativas, remitidas en algunos foros, salí a la calle, a la Plaza Congreso para observarlas y tener de primera mano información sobre el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Al llegar a la Plaza Congreso encuentro las fotografías, crueles, dramáticas, que evidentemente reproducían una realidad vivida hace diez años en la Argentina. Fotografías de madres luchando, heridos en la calle, muertos frente al congreso, sangre, dolor y lucha para cambiar la realidad que padecían -¿o padecieron?
Gentes de partidos de izquierda organizados para llegar a la Plaza de Mayo se concentraban en Plaza Congreso, dispuestos a recordar los muertos que la policía en su salvaje idea de preservar el "orden" asesinó. Seguro ellos no sabían que defendían un desorden creado por sus "superiores" y acribillaban a gente que quizá vivían cerca de sus casas en el barrio.
En la Plaza camino mirando todas las fotografías, tristes, sorprendentes; llevo ejemplares que compro sobre los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001 y una reflexión sobre la actualidad argentina.
Caminé de allí a la Plaza de Mayo, en la Avenida 9 de julio hay más fotografías de lo sucedido de allí hace diez años. Sigo y encuentro en una esquina que no recuerdo, un pequeño santuario a uno de los muertos en esa fecha de dolor argentino. Velas y flores pedían no olvidar aquella muerte.
Al llegar a la Plaza de Mayo aún hay espacio y me siento cerca de la tarima donde las arengas por el recuerdo sobre esos días era constante. Un árbol de navidad se encontraba allí y pensé "ahora que llegue la noche podré verlo prendido e iluminando una navidad más".
Empieza a llegar gente organizada y recurrente sobre la conmemoración y la memoria. La sorpresa fue grande cuando miro sus rostros, gente sencilla, obreros de diferentes lugares y algo muy particular... pocas cabelleras rubias se divisaban dentro de la multitud -por no decir escasas- dándome una idea de que estaba realmente con la gente más trabajadora de fábricas y empresas, organizadas por sus agrupaciones sindicales y quizá de diferentes organizaciones de derechos humanos o algo así. Allí me dí cuenta cuáles eran realmente los trabajadores de la Argentina.
Una amiga que vio por televisión la manifestación me dijo que hubo mucha gente y la plaza estaba llena. Yo solo veía la multitud a mi alrededor, pero jamás supe la cantidad en la Plaza de Mayo.
Leí las publicaciones que con gusto adquirí dentro de la marcha y entendí un poco por lo menos, la importancia de recordar, no solo los diez años del 19 y 20 de diciembre, sino las injusticias que no se han podido resolver para muchas personas de diferentes orígenes, eso sí, trabajadores de sol a sol.
Ya finalizando la marcha me acordé del árbol de navidad y esperaba verlo prendido a la noche... y lo logré ver prendido al final... pero en llamas...
Levantándome como todos los días -algo tarde lo reconozco-, me dirigí a inspeccionar en internet algo más que los correos electrónicos. Eran las noticias y recuerdos sobre esa fecha de 2001 cuando la gente con hambre y rabia, se levantaba para terminar de una vez por todas con un modelo que los tenia en la más absoluta desesperación.
Con cierto asombro noté que en internet existía poca referencia sobre ese acontecimiento. Solo memorias tenues de algunos columnistas en la prensa de referencia; La nación, Clarín, Página 12, El tiempo argentino.
Con sed de saber más del 19 y 20 de diciembre de 2001, busqué videos que pudieran darme imágenes reales, acontecimientos directos de lo que sufrió el pueblo argentino, la nación argentina.
Indagando por esos documentos.visuales, los suspiros y las lágrimas no esperaron cuando se ve cómo el pueblo, la gente, mujeres, niños, ancianos reclaman lo justo. Fueron imágenes crueles y virulentas, cargadas de sangre, sudor y estupidez política.
Argentina es bella, Argentina es gente; Argentina es dolor. Espontáneamente se reunieron en la Plaza de Mayo para exigir que cesara el horror social que tenía a la Argentina en una gran pobreza y desigualdad social.
Entre documentales memorativos de años pasados, llegué al documental Memorias del saqueo -confieso que del título no me gusta y no entiendo lo de "saqueo"- de Fernando Solanas. Éstos y los documentales vistos conmovían mi razón y mi corazón dando un declive de lo pretendido ser y lo surgido. De la admiración de un pueblo luego de diez años y el dolor de la brutalidad del Estado.
Sin más y conociendo de antemano la presentación de fotografías conmemorativas, remitidas en algunos foros, salí a la calle, a la Plaza Congreso para observarlas y tener de primera mano información sobre el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Al llegar a la Plaza Congreso encuentro las fotografías, crueles, dramáticas, que evidentemente reproducían una realidad vivida hace diez años en la Argentina. Fotografías de madres luchando, heridos en la calle, muertos frente al congreso, sangre, dolor y lucha para cambiar la realidad que padecían -¿o padecieron?
Gentes de partidos de izquierda organizados para llegar a la Plaza de Mayo se concentraban en Plaza Congreso, dispuestos a recordar los muertos que la policía en su salvaje idea de preservar el "orden" asesinó. Seguro ellos no sabían que defendían un desorden creado por sus "superiores" y acribillaban a gente que quizá vivían cerca de sus casas en el barrio.
En la Plaza camino mirando todas las fotografías, tristes, sorprendentes; llevo ejemplares que compro sobre los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001 y una reflexión sobre la actualidad argentina.
Caminé de allí a la Plaza de Mayo, en la Avenida 9 de julio hay más fotografías de lo sucedido de allí hace diez años. Sigo y encuentro en una esquina que no recuerdo, un pequeño santuario a uno de los muertos en esa fecha de dolor argentino. Velas y flores pedían no olvidar aquella muerte.
Al llegar a la Plaza de Mayo aún hay espacio y me siento cerca de la tarima donde las arengas por el recuerdo sobre esos días era constante. Un árbol de navidad se encontraba allí y pensé "ahora que llegue la noche podré verlo prendido e iluminando una navidad más".
Empieza a llegar gente organizada y recurrente sobre la conmemoración y la memoria. La sorpresa fue grande cuando miro sus rostros, gente sencilla, obreros de diferentes lugares y algo muy particular... pocas cabelleras rubias se divisaban dentro de la multitud -por no decir escasas- dándome una idea de que estaba realmente con la gente más trabajadora de fábricas y empresas, organizadas por sus agrupaciones sindicales y quizá de diferentes organizaciones de derechos humanos o algo así. Allí me dí cuenta cuáles eran realmente los trabajadores de la Argentina.
Una amiga que vio por televisión la manifestación me dijo que hubo mucha gente y la plaza estaba llena. Yo solo veía la multitud a mi alrededor, pero jamás supe la cantidad en la Plaza de Mayo.
Leí las publicaciones que con gusto adquirí dentro de la marcha y entendí un poco por lo menos, la importancia de recordar, no solo los diez años del 19 y 20 de diciembre, sino las injusticias que no se han podido resolver para muchas personas de diferentes orígenes, eso sí, trabajadores de sol a sol.
Ya finalizando la marcha me acordé del árbol de navidad y esperaba verlo prendido a la noche... y lo logré ver prendido al final... pero en llamas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario